Como una novela de los Años Cuarenta donde el detective persigue a la femme fatale, en este reportaje la mirada de Kristina se mezcla con la personalidad de Juampe, en un desenfadado juego de seducción, risas y bromas.

Esta pareja, que conocí a través del estudio Miguel Peñalver, desprende entusiasmo, gana de pasárselo bien y una gran complicidad.

Un entorno precioso como el Monasterio de Los Jerónimos de Murcia y un marco come el del Salón de celebraciones Promenade completan de la mejor forma este cuento.